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El Madrileño de C. Tangana

Es el trabajo más ambicioso y completo del artista

De la misma manera que existe la literatura de viajes, también hay una música de viajes. PorqueEl Madrileñoes, claramente, un disco de viajes. Un álbum en el que C. Tangana sitúa el pincho del compás en Madrid y abre varios radios de distintas circunferencias que llegan a Cuba, a México, a Argentina, a Brasil, a Uruguay y, en general, a toda América Latina. Como en los libros de viajes, en los discos de viajes importa tanto el lugar al que se va como el lugar del que se viene; importa tanto el viajero, como las distintas personas a las que conoce durante la aventura. Es decir, que en El Madrileño es tan relevante lo que se ha traído C. Tangana de su periplo por Sudamérica iniciado hace dos años en Cuba, como lo que él llevó desde Madrid.

En este esperadísimo álbum que ha ido anunciando su llegada con números 1, records de streamings y alborozo mediático (todos los singles previos también están aquí, incluido “Nunca Estoy”, punto de inflexión previo a esta nueva etapa), C. Tangana ha querido dialogar con los sonidos de los diferentes países que ha visitado. Quién dice dialogar, dice compadrear, conocer y celebrar. Ser más un viajero que un turista. Un explorador, incluso, que se adentra en el terreno virgen que queda por mapear entre los géneros tradicionales y el pop moderno. Sirva de ejemplo “Cuándo Olvidaré”, una canción en la que conviven las referencias al tango argentino (“Nostalgias” de Enrique Cadicamo y Juan Carlos Cobián), la guajira cubana (“Al Vaivén De Mi Carreta” de Ñico Saquito), la bulería (“Pasan Los Días” de La Tana), un loop vocal de R&B (“Slide” de H.E.R) y un emocionante monólogo del histórico cantante de copla y pasodoble Pepe Blanco. Que toda esta suma de elementos aparentemente dispares parezca un emulsión sonora natural, es obra de un creador talentoso en estado de gracia (Pucho, también produciendo el álbum) y unos colaboradores de cabecera (Alizzz y Víctor Martínez a la producción y, en el caso del segundo, al instrumento que haga falta también) que saben que cuanto mayor es el reto, mayor es la recompensa.

A este núcleo creativo a la producción (Alizzz y Víctor) con los que C. Tangana comparte su visión (su misión) de a lo que aspira El Madrileño se le suma un racimo de colaboraciones que no son simplemente una suma de nombres: son encuentros fructíferos y gozosos entre músicos de todas las latitudes con distintas maneras de entender la música pero una misma forma de entender la creación artística: desde el romanticismo. C. Tangana ha mostrado sus respetos (y, por eso se ha ganado él mismo el respeto de vuelta) con leyendas como el guitarrista cubano Elíades Ochoa, como el cantautor uruguayo multi-galardonado Jorge Drexler, con los reyes de la rumba-pop Gipsy Kings, con el icono del soul latino José Feliciano, con el siempre visionario Kiko Veneno y con el carismático Andrés Calamaro. Pero, en El Madrileño, C. Tangana no solo ha rendido pleitesía a los artistas de otras generaciones que tanto le han inspirado, sino que también hay músicos contemporáneos con los que Pucho siente especial afinidad, poniendo un foco especial en México: Omar Apollo, el cantante de R&B estadounidense de origen mexicano que tanto está dando que hablar, Ed Maverick, el chico maravilla del indie mexicano y Carín León y Adriel Favela, dos baluartes del folklore mexicano actual. Todas estas “canciones con artista invitado” (que también incluyen las colaboraciones ya conocidas con el Niño de Elche, La Hungara y Toquinho) son algo más que una colección de featurings. Son un mapa de relaciones artísticas de tú a tú que ayudan a dibujar la idea general del álbum: la búsqueda de un sonido ideal panaméricano y atemporal, con tanto respeto por la tradición como impulso vanguardista, con tanto pasado como, sobre todo, futuro.


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